La clave corazón

un espacio para quien crea en el amor...

lunes, 19 de julio de 2010

El amor y el agua...




El 70% de nuestro cuerpo está constituido por agua, Todos sabemos que el agua es indispensable para la vida y que si dejáramos de tomarla moriríamos en pocos días. El agua es necesaria para la vida del hombre, los animales y las plantas, se parece mucho al amor... por eso esta mañana cuando lei el articulo por internet me di cuenta quiza que el agua esta mas relacionada de lo que pensamos con el amor...

José Martínez Colín
lunes, 19 de julio de 2010


Cuando se tiene un deseo noble y no se desiste, se es capaz de que muchos se “contagien” y lo sigan, consiguiendo que se lleve a cabo, a pesar de las dificultades.
La historia de un niño llamado Ryan puede abrir nuestros horizontes para ser más generosos. Él mismo describió al fenómeno de contagiar como el “Ripple Effect”, “Efecto Onda”, debido a su propagación.

Ryan Hreljac nació en Canadá en 1991. Tenía sólo seis años cuando escuchó sorprendido a su maestra Nancy decir que la primera causa de mortandad en unos países de África no es la falta de alimentos, sino la mala calidad del agua que beben.
Ryan le preguntó a su maestra cuánto costaba un grifo; “70 dólares”, respondió. Al llegar a casa le pidió a su madre el dinero para comprar uno y enviarlo por correo. Susan, su madre, lo ignoró en un principio, pero Ryan insistió tanto que le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año para poder comprarlo: “No lo entiendes mamá”, dijo con lágrimas en sus ojos, “¡los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”.
Su madre aceptó, a sabiendas que un niño es inconstante. Pero Ryan no era así y, a pesar de su corta estatura, aspiró, limpió las ventanas, trabajó pacientemente y ahorró por varios meses. Sus dos hermanos le ayudaron al principio, pero pronto se cansaron.
Susan acompañó entonces a su hijo a la oficina de Watercan. La directora Nicole Bosley explicó al niño que con 70 dólares solamente se puede adquirir una bomba de mano. Para perforar un pozo se necesitarían unos 2 mil dólares. Ryan contestó: “¿Tendré que hacer más quehaceres entonces?”.
Nicole fue la segunda que se contagió por el “Ripple Effect”, y convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá para pagar la mitad de la factura del pozo. Faltaban otros 700 dólares. La familia de Ryan era de recursos económicos limitados, pero el “Ripple Effect” se propagó por la comunidad y recolectaron el dinero faltante.
Watercan concedió entonces una entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus programas de acción. Ambos eligieron una escuela al norte del país azotada por el sida y la sequía, donde uno de cada cinco niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.
Pero Ryan fue más lejos. Cuando se enteró que los pozos se perforaban a mano fue en busca de 25 mil dólares, que era lo que costaba un taladro móvil. Su madre consiguió una entrevista para el periódico de Ottawa que desembocó en un documental para la televisión y así llegaron cheques y donaciones desde todo el país.
Ryan pudo establecer contacto y amistad con un niño de Uganda y grande fue su sorpresa cuando, gracias a un donativo, pudo viajar a ese país, en donde no sólo lo esperaba su amigo, sino cientos de personas coreaban su nombre.
Si él podía disponer de agua potable, ¿por qué al otro lado del planeta no podían? Con esta lógica aplastante nació “Ryan’s Well” (“El pozo de Ryan”) que es la empresa más fascinante que un niño de su edad haya emprendido, contagiando a miles de empresas y personas.
Ahora Ryan preside una de las mayores Organizaciones No Gubernamentales (ONG) para ayudar en las crisis de agua. Hasta hace poco, gracias al esfuerzo y perseverancia de Ryan, se había dado servicio de agua potable en 15 países a 577 mil 640 personas.
El sueño de Ryan es que se “contagie” a tantos, que tener agua potable sea una realidad.

Quiza un poco de "agua" le de vida al corazon...

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